jueves, marzo 27, 2008

Inmensa Bola de Nieve: la Burbuja comienza a estallar

El prestigioso economista, Luis Garicano, nos cuenta en el XLSemanal qué haría si fuera ministro de economía: "Tres cosas. Primero, crear un fondo de garantía de depósitos a escala europea. Segundo, preparar un presupuesto de emergencia anticíclico para reducir el impacto si las cosas se ponen feas. Y tercero, invertir más en la economía del conocimiento. Nuestra productividad es muy baja y seguimos haciendo las cosas como en los años sesenta, con más ladrillo. A largo plazo debería ser diferente: grandes centros de investigación y gastarse dinero en innovar." [Vía: Business Views]

martes, marzo 25, 2008

La Escalera

Cuando cumplimos cuarenta años, que es así como el meridiano de la vida, y te das cuenta de que no estás muy abajo en la escalera de la vida, pero, que jamás llegarás a la cumbre de la escalera social, hay tres opciones:

Uno: te deprimes, te pones de mala leche y escupes a los de abajo mientras maldices a los de arriba. Esta es la más necia de las actitudes

Dos: asumes tu posición, pensando en que el destino, la suerte, que se concretan en algunas fuerzas te han ayudado a subir, a estar en medio (que no estás mal) o incluso a bajar y a estar muy abajo. Esta es una actitud más sabia que las anteriores, pero sigue siendo necia. La frustración no te la quita nadie.

Tres: comprendes que tu posición en la escalera es fruto de tus opciones personales (basta de echar balones fuera), pero también de fuerzas que te superan, y esas fuerzas están dirigidas por una Providencia, que es buena, que busca tu bien, para la que no eres un verso suelto, una mota de polvo en el infinito vacío. Esa es la que más paz da, porque es la que más se acomoda a la realidad (eso creo yo, aunque a veces me jorobe mirar a los que están arriba).

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miércoles, marzo 19, 2008

Pasión de la verdad

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Es en el juicio a Sócrates donde los cobardes enmudecen. Platón dijo de él que era el más justo y sabio de los hombres, pero luego cedió a la tentación de la tiranía y asesoró a los tiranos de Sicilia. Sócrates sabía que era mejor sufrir la injusticia que cometerla, porque el daño para quien la comete es irreparable. Aquel discurso de un hombre indefenso, resuena como un grito que ya dura más de dos mil quinientos años en esa frágil lágrima azul llamada Tierra, que sigue girando sobre su eje porque descansa sobre la verdad de sus palabras, mientras el infinito vacío del Cosmos lo contempla asombrado.

Son los escritos, las entrevistas, las fotos de Anna Politkovskaya, lo que nos deja mudos. Su determinada determinación de no parar hasta llegar a la verdad aunque muriera en el intento, su terca búsqueda por encontrar y transmitir con palabras que jamás han sido domesticadas para describir las verdades mas tremendas, y por eso mas inefables, nos deja paralizados de asombro. Y es allí, en esa parálisis, donde el virus de lo absoluto nos infecta, donde superamos el hedor insoportable de las mentiras, donde nos cargamos de esperanza, donde tejemos los puentes que atraviesan el abismo de la llaga “realista y pragmática”, que asesina nuestro idealismo cuando se rompe el techo de cristal de nuestra juventud y entramos en el mundo de la rutina, del trabajo, de la madurez.

Son las palabras, la vida y la muerte de Martin Luther King, donde nos congregamos, allí donde los hombres se hacen iguales, donde se consigue la libertad y la justicia. A muchos sus palabras les parecen cantos de sirena, pero no se dan cuenta de que las sirenas guardaron silencio cuando sus almas sin música pasaban a su lado. El canto de las sirenas, la búsqueda del sentido de una vida, es peligroso. Que se lo digan a Martin Luther King. Sabía que lo iban a asesinar. Un día antes de morir dijo: “Me gustaría vivir una vida larga… pero no estoy preocupado por eso… He subido a la montaña. Y he visto la tierra prometida. Puede que no entre en ella con vosotros, pero nosotros, como pueblo entraremos en ella. Estoy feliz esta noche, y no me preocupa nada. No tengo miedo a ningún hombre”. Su espíritu ya estaba casi fuera de su cuerpo, y por eso la locura de su corazón, arrasó a toda una nación para siempre. El canto de las sirenas es peligroso, es verdad. Te vuelven loco, y te hacen centrar tu vida en roturar el salvaje y violento suelo del mundo con la bondad y el perdón. Pero, más peligroso aún es el silencio de las sirenas, tal y como agudamente apuntó Kafka. El canto de las sirenas te puede matar, pero nadie jamás ha sobrevivido al silencio de las sirenas, a la terrible nada. Más peligroso aún es no enfrentarse a la pregunta, ¿Por qué no existe la nada?

La lucidez de Gandhi nos abruma. También él fue sacrificado. Sufrió cinco intentos de asesinato. Al sexto lo consiguieron ¿Cómo pudo superar el miedo a las amenazas, al desánimo? Gandhi fue un hombre, no un dios. Pero al leer su vida, un trallazo recorre nuestra espina dorsal, porque nadie como él fue capaz de sacar de lo más hondo del dolor del mundo, la voz de su conciencia cristalina y poner fin con la doctrina de la Ahimsa (no violencia) a la mayor destrucción masiva de seres humanos que haya existido jamás (la del siglo XX, con sus Gulags, campos de concentración y bombas atómicas). Para Gandhi, el mal viene del mal, la violencia no hace desaparecer la violencia. La única salida es sustituir la voluntad de disuasión militar por la voluntad de persuasión humana. Thedor W. Adorno dijo que después de Auschwitz nadie podría escribir poesía, porque no conoció a Gandhi.

Es, en las palabras y la vida de Jesús de Nazaret, donde toda nuestra suficiencia se estrella. Un judío que se empeña en pasar oculto toda una vida, dedicándose a extender su doctrina entre los más ignorantes. No se dirige a Séforis y Tiberíades, ciudades donde se hablaba el griego, ricas y cultas, sino a la población judía más inculta y basta de Israel, la que vivía en Galilea, habitada por pastores, pescadores y agricultores analfabetos. Lo único que acepta del poder de Roma, son sus métodos de tortura: la cruz, la flagelación, reservada a los desertores de la Legión romana, que asume para sí mismo. Los que le suceden, son un grupo de cobardes traidores, obsesionados por ver quien manda más, antiguos ladrones como Mateo, que robaba dinero a esos pobres analfabetos, para dárselo a Roma. Estaba loco, y por eso los realistas y pragmáticos, esos tan serios y limpios, doctos, sabihondos, lo desprecian. Sus privilegios, los liberaban del trabajo y la necesidad, hasta cierto punto, pero no los liberaba de la pregunta acerca del sentido de sus vidas. “Nadie jamás ha hablado como él”, contestan unos judíos cuando los fariseos les preguntan porqué no lo han apresado. En la cruz, hay dos hombres junto a él, dos asesinos. Para los cristianos, ese ladrón es el primer cristiano de la historia. Al salir del sepulcro, a la primera persona que se le aparece es a una mujer despreciada como ninguna en Israel, una ex–prostituta, Maria Magdalena. Curiosa manera de comenzar una revolución para cambiar el curso de la humanidad.

La búsqueda de la verdad consumirá siempre a hombres y mujeres de todos los tiempos con pasión. La verdad que responde al sentido de nuestra vida, no es una fórmula matemática extrínseca, sino un camino moral interior, iluminado por la vida de aquellos que pelearon por la gloria de lo eterno, y no por la mediocridad de una efímera paga que intenta apagar el miedo ante la gran pregunta del sentido de nuestra vida y de todo lo que existe.

[Diario Informacion]

[Análisis Digital]

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domingo, marzo 16, 2008

¿Irán?....¡No! España año 1923

Contrato_Maestra_1923

Me han pasado esta foto , de un contrato de maestra del año 1923 (pinchar aquí para ver la foto en grande y poder leerla). En dos palabras: impre-zionante. ¡Que machismo más brutal!

Tenía razón Juan Pablo II en su Mulieris Dignitatem. Es una carta que hay que aplicar de manera radical, cambiar todas las estructuras sociales, políticas y económicas, que de manera secular han machacado a la mujer. La mujer no es el futuro, ni el ayer. Es el presente absoluto del mundo.

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martes, marzo 11, 2008

Obituarios españoles

Lo bonito y atrayente del nihilismo es que te permite hacer lo que quieras, sin límite

El problema, es que, la poderosa atracción que ejerce, acaba absorbiéndote , como un agujero negro. La meta-gravedad del deseo de hacer lo que nos plazca, [la libertad es lo que nos hace verdaderos, dice el líder de la "Organización Z"], atrapa cada vez más, y al final no nos deja ni siquiera captar las rugosidades de lo real, porque la misma luz de la razón crítica es absorbida por las atracciones cada vez más poderosas de los deseos del Yo.

Todo este párrafo anterior, era una forma bonita de expresar lo que va a ocurrir tras estas elecciones. Se está imponiendo una visión sectaria de la realidad, que cree poderosamente que puede eliminar de la contienda cultural y mediática a los que no piensan como ellos, porque simplemente, los otros no piensan, ya que los deseos de un mundo mejor sólo se alcanzan en el cielo de la utopía revolucionaria, que esta vez como todas las veces, ha acampado en el lado de lo que ellos denominan "izquierda". Y para ello, vale la violencia incluso.

Me refiero a todos los ataques a la libertad de pensamiento y expresión sufridos en la campaña electoral, al control de los medios de comunicación, que se ha reflejado de la forma más sangrante en los ataques de esos grupillos extremistas de izquierda radical (coordinados con las autoridades), que no han dejado hablar en la Universidad a Rosa Díez (con quien no comparto casi nada, pero que admiro), a Fernando Iwasaki, a Maria San Gil, o a quien sea. Y les han negado el discurso, precisamente en la Universidad. Decididamente, hay una desgana a pensar, a dialogar.

Me recuerda a este párrafo que leí hace tiempo de Sebastian Haffner, en su ya clásico Alemania Jekyll y Hyde [sin olvidar su otro libro fundamental Memorias de un Aleman]:

Cuando hablamos de la generación de 1900 a 1910, no queremos decir que toda persona de esa generiación sea nazi, ni que no hubiera nazis en la generacion anterior, sino que la actitud de simpatía hacia el nazismo está más extendida en esa generación. (...) Porque la inteligencia figuraba entre los rasgos que esta generación rechazaba instintivamente (...) (...) El afán de actividdad y de sensacionalismo y las ganas de aventura por una parte, y , por otra, la desidia, la falta de imaginación y la incapaciedad para vivir, eran las principales características de una generación de alemanes y las mas esenciales del nazismo. Es difícl decir que parte es positiva y que parte es negativa. Por lo que sabemos, esta generación, como ninguna otra, hizo de la necesidad virtud; convirtión la debilidad, el vacío y la irreflexión en insensibilidad e ignorancia, y sacó provecho del nihilismo y del cinismo de los que extrajo fuerza, entusiasmo e ímpetu. (Alemania Jekyll y Hyde, pagina 87)

El promover el sectarismo, la radicalidad, el "tú eres un fascista" mientras no se le deja ni exponer los argumentos, .... es lo que le gusta al Gran Timonel Z. Recuérdese cuando no recibió siquiera a los manifestantes por la familia. No le apetece el discurso y el análisis serio, si no la "alegría" virtual de estar en el lado bueno de la verdad. Ya ha quedado reflejado de muchas maneras en anécdotas biográficas de Zapatero que hemos ido conociendo, cada vez con más estupor : que si conoció a su mujer en la manifestación del 23-F, que si las últimas palabras de su madre fueron "tú llegarás a Presidente del Gobierno" y cerró los ojos y expiró (esto está escrito en la biografía de Suso del Toro, Madera de Zapatero), que si su abuelo Lozano lo mataron los fachas (mientras el otro abuelo fue un acomodado pediatra franquista del que no habla). Este sujeto inventor de Disneylandia, el que sólo ha leído un libro de Philip Petit (ojo a los hombres de un solo libro).

Last but not least, bye bye Spain. Todo su gobierno depende de los catalanes independentistas. Cataluña se va. Y el País Vasco, también. A mi eso, me trae al fresco (sorry, Embajador en el Infierno...). Me preocupa mucho mas la antropología básica del ser humano que está siendo destruida, es decir, la familia, por este sujeto.

Bueno de todas formas, el Reich iba a durar 1000 años, y duró 12+1...Así que con un poco de crisis inmobiliaria brutal que viene, este pájaro se hundirá en su propia ciénaga virtual en no más de 50 meses. Eso espero

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jueves, marzo 06, 2008

Preescolar

Nacho Escolar, debes de repasar tus manuales de Agit-Prop hijo. Los de la generación del 40-50, por lo menos se curraban las manipulaciones, pero es, que vosotros en PUBLICO, ni siquiera lo curráis.

La noticia no tiene desperdicio:

¿Dijo Público que ZP ganó el debate antes de que se hiciera? Estas últimas semanas hemos criticado la excesiva adscripción ideológica de los diarios españoles con sus candidatos al Ejecutivo. Público publicaba los resultados del sondeo de la Sexta sobre el ganador del debate electoral del lunes, a las 20.55 de la tarde. UNA HORA antes de que se realizara el encuentro entre ZP y Rajoy. ¿VIAJARON EN EL TIEMPO? Pues NO. En Público explican que al actualizar la previa de la noticia, olvidaron cambiar la hora. Una decena de lectores de Público alertaron a nuestra redacción de que el diario de Jaume Roures había publicado los resultados de la encuesta sobre el ganador del debate del lunes, una hora antes de que éste se produjera. Según consta en el cache de la página (la prueba de cómo fue publicada la noticia originalmente) efectivamente aparece las 20.55 como hora de creación. Esto ha desatado una ola de comentarios negativos en la misma noticia, de los propios internautas que se preguntan cómo se han conocido resultados antes de la realización del debate.

Yo sigo tan feliz con este panfleto. Mañana, toca peli en DVD cuasi-gratis. Ya me pasaré por el quiosco. Cojo el DVD y tiro el periodico a la basura. Quizá lo lea para reirme un ratito...

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Rayos Catódicos

Creo que es la mejor columna que he leído nunca. Se merece un puesto de honor en cualquier recopilación que se haga en el futuro. Tomás Cuesta, es para mí, un descubrimiento, un maestro, y una estela que seguir. Ayer en ABC, escribió la columna La charca de las ranas. Copio y pego:

SÓCRATES imaginaba el mundo clásico como una reunión de ranas en el contorno de una charca. La charca, claro está, era el vinoso ponto que azotaban los remos de las cóncavas naves. Las ranas, por su parte, eran los ciudadanos. Pequeñas comunidades de hombres libres regidos por la ley y amurallados en ciudades. La «polis», la ciudad, es la raíz de la política, la codificación de la virtud, el ritual del pensamiento crepitando en el ágora. Es la cuna que ahora, al cabo de los siglos, aún seguimos meciendo con más saña que maña. Porque las cosas han cambiado -ya te digo- y no para mejor en ciertos casos. Hoy, el vinoso ponto es el Mediterráneo: un pilón de sangría donde abrevan los bárbaros. De Sócrates se sabe que capitaneó a Brasil y que era un artista metiendo taconazos. Y lo griego, a lo sumo, es un ítem perverso en las secciones de relax, masajes y contactos. Nos queda la política (más bien su sucedáneo) y el croar de las ranas junto a la charca de las cámaras. Pero, cuando los ciudadanos acaban siendo audiencia y carne de cañón en las fauces del «share», la realidad es sólo un decorado. Cuando es preciso jibarizar los argumentos e ir del latiguillo al latigazo, algo huele a podrido en Dinamarca. La sociedad del espectáculo es la locomotora de los hermanos Marx y exige más madera a cada paso. Internet echa humo. La prensa está incendiada. Las radios se desangran en cábalas y en chácharas. Y las televisiones se aprovechan de que son juez y arte. O sea, que Rajoy y Zapatero se han vuelto a ver las caras ante la insomne expectación de media España y seguimos estando donde estábamos. El campeón enrocado en la mentira. El aspirante aturullado en las verdades. «Non parole. Un gesto», dejó escrito Pavese en sus cuadernos antes de desertar al otro barrio. El presidente del Gobierno, a su manera, le hizo un homenaje al poeta italiano. Gestos grandilocuentes y verborrea inane para vender la burra ciega al respetable. Zapatero quiso ponerse en estadista, pero su fórmula es idéntica a la de «Terminator»: No problemo, colegas, no problemo, todo está controlado. Y de ahí no le sacas ni a empujones, ni dándole sopapos con un aluvión de gráficos. Es obvio que Rajoy le pegó otro repaso. Repasó, una vez más, el memorial de agravios, los proyectos fallidos, las cuentas que no cuadran. La banalidad inconsciente, la venalidad culpable, los viles trapicheos con las alimañas. Y el empeño cerril en amañar las cartas y en no reconocer que pintan bastos. Rajoy no pretendía fascinar (que el «glamour» no es su fuerte no se le oculta a nadie) sino poner de manifiesto que es un tipo sensato. Una de esas personas que inspiran confianza, que no va de farol ni se las de nada. Los argumentos, sin embargo, no hacen ninguna mella en la coraza irracional de un visionario. Especialmente si hay que argumentar en un terreno en el que la cordura puntúa igual que los visajes. Zapatero ofreció a los españoles derechos sin deberes, prosperidad de balde, felicidad a la carta y a costa del Estado. Rajoy, por el contrario, incidió en el esfuerzo, en la gestión escrupulosa, en la conquista del futuro desde el quehacer diario. Ese es el desafío, a ver cuántos se atreven a recoger el guante. Entonces, ¿quién ganó? Posiblemente nadie. En la charca catódica, la gente ya no escucha el croar de las ranas y la política, la codificación de la virtud, el ritual del pensamiento crepitando en el ágora, ha sido deshonrada por los chulos del «marketing». En el mundillo posmoderno, la levedad es un clásico. Si antes una imagen valía mil palabras, en estos momentos no hay palabras que logren competir con las imágenes. Aunque la imagen del debate fue, sin duda, la de Rodríguez Zapatero con su famoso libro en blanco. Un hallazgo, «chapeau», quitémonos el cráneo ante el autor intelectual de la jugada. Enterrar cuatro años de tinieblas en ese auténtico sepulcro blanqueado es una desfachatez insuperable. Un sapo más que habremos de tragarnos. La cicuta va al margen.

Y tampoco puedo dejar de copiar su impresionante columna del pasado 27 de Febrero, Bambi en Viena, una columna épica, donde hace un repaso a la situación actual de nuestra cultura desde el faro de su mente lúcida y abierta como ninguna. En fin, mejor copio y pego también:

KARL Kraus fue uno de esos hombres que pasan a la historia en la repesca pero dejando tras de sí una huella indeleble. El drama de Karl Kraus (y el aval de su grandeza) es que fue un escritor para escritores, un genio a la medida de los genios. Wittgenstein, Canetti, Valéry (tres nombres entre tantos, aunque ahí queda eso) reivindicaron al guía y al maestro, sin conseguir, no obstante, que, al cabo de los años, su memoria no se agostara en el silencio. Karl Kraus -que detestaba los periódicos y sus banalidades flatulentas- nunca perdonaría que se usara su nombre para hilvanar una parábola tirando de una anécdota. ¡Qué le vamos a hacer! «Herr» Kraus, a estas alturas, ni siente ni padece y, allá donde se encuentre, resulta harto improbable que el ABC le llegue. O sea, que a lo nuestro. Hace un siglo, Karl Kraus entraba en los salones de la cultura vienesa -la altísima cultura, la que murió con la Gran Guerra- igual que un pistolero en un garito del Oeste. Disparando adjetivos a diestra y a siniestra (sobre todo a siniestra; el socialismo, a Kraus, no le gustaba un pelo) y haciéndoles catar la tralla de la sátira a los prestigios más señeros. Al pobre Rilke -Reiner María Rilke, príncipe de los poetas- le condenó a ser «la María», sin redención de pena. De Freud se choteaba sin el más mínimo complejo. Y a los gacetilleros, su presa favorita, nos desnudó en una sentencia: «No tener una idea y poder expresarla: un periodista es eso». Y ahí nos duele. Llegados a este punto, pasemos a exponer dos conclusiones evidentes. La primera es que a usted, estimado lector, «mon semblable, mon fr_re», le adorna la virtud de la paciencia. La segunda es que Kraus no era de esas personas -carentes de interés, generalmente- que van haciendo amigos a boleo; de esos que te colocan entre el abrazo y la pared con una efusividad grotesca. Por el contrario, Kraus no regalaba palmaditas, sino que repartía palmetazos de los de la vieja escuela. Incluso un alma pía, que le tenía en buen concepto, le regaló un consejo que jamás tuvo en cuenta: O cambiaba radicalmente de escritura o acudía a un gimnasio y se convertía en un atleta. Ni varió el estilo, ni cargó con las pesas, ni se compró una chichonera. Hasta que llegó el día en que un tal Felix Salten le dijo qué opinaba sobre sus descarnados textos. Lo malo es que se lo dijo con los puños y con tanta elocuencia que a Kraus, no siendo obispo, le hicieron cardenal de buenas a primeras. El chiste del asunto es que el tal Felix Salten, que solventaba a mamporrazos las diferencias de criterio, presumía de ser el campeón de la ternura, de la lágrima fácil, de la bondad sin excipientes. Su criatura más lograda era un amor, atendía por «Bambi» (a lo mejor les suena) y todavía hoy, después de tanto tiempo, continúa empapando montañas de pañuelos. «Por sus obras los conoceréis», afirma el Evangelio. Pero, si hay que tomar a Salten como ejemplo, la máxima no cuela. Y menos todavía sus secuelas, tan notorias algunas como Rodríguez Zapatero. Al señor Zapatero le motejaron como «Bambi» antes de que enseñara los cuernos y los dientes. Y «Bambi» ha sido siempre -según ha confesado reiteradas veces- su animal totémico. Tirando del ovillo de Karl Kraus, se puede concluir que el líder socialista tiene mucho de Salten aunque quiera esconderlo. Los lobos revestidos con pieles de cordero son menos peligrosos que quienes se disfrazan de cervatillos huérfanos. Es cierto que «Bambi», a estas alturas de la historia, disimula lo justo y exhibe una sonrisa de pega en los carteles (porque la de la tele, el lunes, no era una sonrisa, sino una cuchillada en plena jeta). Aún así, no echen en saco roto esa sabrosa anécdota de la literatura vienesa. Reparen en que «Bambi», por entrañable que parezca, esconde tras de sí a un matón de taberna. Y sigan la receta que ha empleado Rajoy para comerse con patatas a la nefasta bestezuela: Musculatura y argumentos. A Karl Kraus, por ejemplo, le hubiese ido de perlas.

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