Condom is King

Condoms, it turns out, are a sacred cow. Condom is King. The modern secular dogma is that sex is all about having fun, and that the possibility of having children as a consequence, or contracting a serious life-threatening disease, needs to be nipped in the bud by a flexible shield of body armor that could easily be mistaken for a balloon. Problem is, life is more complicated than that. Sex is deep and mysterious and intrinsically related to life and death and love and selfishness. It’s not all fun and games and can’t be fixed with a rubber band-aid. So when the pope suggests that condoms aren’t the answer he must be shouted down, even or especially when what he says is true.

Dwight Duncan, Piling on the Pope

[Traducción: El condón, es la vaca sagrada. El condón es el rey. El dogma secular moderno es en esencia que todo lo relacionado con el sexo es para divertirse, y la posibilidad de tener hijos como consecuencia de esa actividad sexual, o de contraer una enfermedad de transmisión sexual grave que amenace tu vida, tiene que ser atrapada por una armadura flexible fácilmente confundible con un globo. El problema es que, la vida es mas complicada que todo eso. El sexo es profundo y misterioso, intrínsecamente relacionado con la vida y la muerte, con el amor y con el egoísmo. No es todo diversión y juegos, y no se puede arreglar con una tirita de goma. Por eso, cuando el Papa sugiere que los condones no son la solución, se le grita y se le desprecia, incluso o especialmente cuando lo que dice es verdad.]

La única diferencia entre los seres humanos....

La única diferencia entre los seres humanos es la inteligencia

Susan Sontag

Comentario:

Si admitimos esa afirmación, la diferencia entre los seres humanos viene justificada por causas biológicas y sociales. Algunos son diferentes y están arriba en la pirámide social. Otros están abajo. Pura selección socioeconómica (los que tienen mas medios, tienen mas estimulación y pueden llegar a ser mas inteligentes) y pura selección genética (los más inteligentes son los que tienen un ADN mejor, y por eso una inteligencia mayor).

Ese es un argumento racista. Dios, nuestros padres (y nuestros antepasados) nos dan la vida. Algunos reciben más (eso que otros llaman el "azar", la "suerte" (o la mala suerte). Lo decisivo no es el sitio, sino el bien que se hace con los recursos que disponemos. Juzgar eso, es entrar en el abismo de la interioridad humana. Y esa interioridad sólo la conoce Dios. Somos por lo tanto iguales, ya que todos estamos destinados a lo más alto, que no es lo mas brillante, sino alcanzar la bondad y la belleza ahí donde estamos: poseer a Dios mismo. De ahí viene la radical igualdad. Lo demás, son fascismos materialistas, muertes lentas de la esperanza. Lo demás es ver el mundo a través de las gafas ácidas del miedo, del azar, de la suerte, de la injusticia, del poder del más fuerte, de la violencia del yo que toma los atajos para apropiarse de ese sitio único que tiene que atrapar ya, ahora, porque no queda tiempo, ese éxito personal, a base de mentiras y fachadas, porque lo que importa es aprovecharse del momento. Carpe Diem, pero que amargo es el abismo de la nada de ese momento disuelto en un instante.

Único

Unico e inimitable

con tus manos tan profundas

y tu cuerpecito

acaparando toda la luz de la vida

en ese espejo frágil

que ha quedado para siempre

encerrado en nuestros ojos

que te guardan para siempre

a ti y a todas esas miradas

de tu padre,

de tu madre

Mientras recorremos

tu ausencia tan larga e inhóspita

se nos cae la vida a trozos

de las manos

y seguimos

clavando el corazón en nuestro anteayer

pellizcando

las esquinas de la memoria

para recordar y saber

que todavía

no estás aquí con nosotros.

Único e inimitable

me (nos) tienes

con el oído atento

buscando señales

en las calles muertas del presente,

fuego que brote por las rendijas

de nuestra vida de siempre

tan huérfana de ti

tan llena de tu madre

tan clavada en el tiempo

de nuestra sangre.

En cada útero, un Auschwitz

Muy bien, señores, pero

mientras el Universo se llenaba

de palomitas rosas, mientras todos ustedes

hacían el amor y no la guerra,

en cada útero un Auschwitz, un Dachau, un Stalin,

un Führer, un Vietnam, un Paracuellos,

un negro y fiero bombardeo.

Todo legal, no sufra, todo a cargo

de la Seguridad Social, naturalmente.

Cinco, veinte, sesenta millones, ochocientos

millones de personas –Dios lleva cuenta exacta–

asfixiadas, quemadas, trituradas

(con absoluta higiene y música ambiental

para que nadie diga).

Yo he escuchado sus llantos diminutos,

he visto sus milímetros de espanto,

sus deditos de leche desvalida

moviéndose en el cubo funerario.

Yo levanto estos versos como un volcán de rabia

y grito a las estrellas

que el mayor genocidio de este planeta fue

la segunda mitad del siglo XX

Miguel d’Ors, Es cielo y es azul, 1984

[Vía: Blog de la Aldaldrida y Arriba]

Sic Gloria Transit Mundi.... 20 famosos que han envejecido

Sin desperdicio

[Vía: Barcepundit]

Hijos

Si no fuéramos hijos, seríamos omnipotentes. No deberíamos nada a nadie. No habría Otro del que recibimos ni Otro que se queda con lo que fue nuestro

Pero tampoco existiría el amor, el dar a cambio de nada, por la alegría de dar, de ver a otro ser crecer gracias a tu dávida de tiempo y desvelo.

LA MUERTE NO ES EL FINAL

La muerte no es nada, sólo he pasado a la habitación de al lado.

Yo soy yo, vosotros sois vosotros.

Lo que somos unos para los otros seguimos siéndolo.

Dadme el nombre que siempre me habéis dado. Hablad de mí como siempre lo habéis hecho. No uséis un tono diferente.

No toméis un aire solemne y triste.

Seguid riendo de lo que nos hacía reír juntos. Rezad, sonreíd, pensad en mí.

Que mi nombre sea pronunciado como siempre lo ha sido, sin énfasis de ninguna clase, sin señal de sombra.

La vida es lo que siempre ha sido. El hilo no se ha cortado.

¿Por qué estaría yo fuera de vuestra mente? ¿Simplemente porque estoy fuera de vuestra vista?

Os espero; No estoy lejos, sólo al otro lado del camino.

¿Veis? Todo está bien.

No lloréis si me amabais. ¡Si conocierais el don de Dios y lo que es el Cielo! ¡Si pudierais oír el cántico de los Ángeles y verme en medio de ellos ¡Si pudierais ver con vuestros ojos los horizontes, los campos eternos y los nuevos senderos que atravieso! ¡Si por un instante pudierais contemplar como yo la belleza ante la cual todas las bellezas palidecen!

Creedme: Cuando la muerte venga a romper vuestras ligaduras como ha roto las que a mí me encadenaban\ y, cuando un día que Dios ha fijado y conoce, vuestra alma venga a este Cielo en el que os ha precedido la mía, ese día volveréis a ver a aquel que os amaba y que siempre os ama, y encontraréis su corazón con todas sus ternuras purificadas.

Volveréis a verme, pero transfigurado y feliz, no ya esperando la muerte, sino avanzando con vosotros por los senderos nuevos de la Luz y de la Vida, bebiendo con embriaguez a los pies de Dios un néctar del cual nadie se saciará jamás.

AMÉN

Agustín de Hipona

[A Fernandito, In memoriam]